El PSG sigue sumando inversores. Este jueves, Qatar Sports Investments (QSI) y Arctos Partners (Arctos) anunciaron un acuerdo de asociación estratégica.
Esta inversión supondrá que Arctos adquiera una participación minoritaria en el capital común del Paris Saint-Germain, según lo ha anunciado el club francés.
Por lo tanto, el PSG mantiene la propiedad del club en su mayoría y el control de su gestión, aunque siguen trabajando para desarrollar algunas estrategias que se producirán gracias a la llegada del nuevo inversor.
Una de las prioridades del equipo es hacerse en propiedad con el Parque de los Príncipes con el objetivo de hacer una reforma profunda. Sin embargo, aún no hay acuerdo con el Ayuntamiento de París, por lo que la nueva compañía norteamericana será clave para impulsar el nuevo proyecto de estadio.
Así lo anunciaron en el comunicado emitido este jueves:
“La asociación sentará las bases de la próxima fase de crecimiento global del PSG e impulsará el éxito futbolístico y empresarial del club. La inversión de Arctos se destinará al crecimiento de las operaciones del PSG y también a apoyar las iniciativas inmobiliarias estratégicas del club, incluidas las relacionadas con su estadio y las futuras fases de desarrollo del centro de entrenamiento líder mundial del PSG en Poissy”.
A través de este nuevo acuerdo, el nuevo socio del PSG tendrá la posibilidad de alcanzar hasta el 12,5% de la propiedad del club, el cual está valorado en 4.300 millones de euros.
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Cuando Qatar Sport Investement llegó al club en 2011, sólo pagaron 70 millones de euros, lo que hace de esta valoración la más alta que se ha hecho hasta ahora de un club de fútbol.
Arctos no es una compañía ajena al deporte. La empresa tiene propiedad en 30 deportes diferentes, entre ellos la NFL, NBA, NHL y escuderías de F1 como Aston Martin. La estrategia que usan es similar a la del PSG, adquiriendo participaciones minoritarias de cada equipo deportivo.
Con este acuerdo, el PSG también desea abrirse a otros mercados y confirmar su posicionamiento en el resto del mundo.
Por Patricia Montero